Al planear una capacitación, uno de los principales retos es el diseño de la evaluación.
La importancia de las evaluaciones radica en saber que se han cumplido los objetivos de aprendizaje. Esto tendrá un gran impacto en el valor del curso, pero sólo si la evaluación está bien diseñada. Entonces, ¿qué es importante tomar en cuenta? Revisa estos seis puntos.
1. Tener claros y presentes los objetivos de aprendizaje
Los objetivos de aprendizaje indican por qué se diseñó el curso y qué se desea obtener de él. El contenido del curso debe ser relevante de acuerdo con dichos objetivos, tomando en cuenta que se debe proporcionar toda la información que será incluida en la evaluación.
Al diseñar un curso, resulta útil generar un bosquejo de la evaluación acorde con los objetivos de aprendizaje. Esto permitiría hacer ajustes en la extensión e importancia concedida a los temas tratados.
2. Redactar correctamente los reactivos
Los reactivos no deben confundir al usuario ni sugerirle las respuestas. Tampoco deben ser rebuscados. El diseño de los reactivos requiere de un delicado balance: no deben ser superficiales pero tampoco confusos ni exageradamente complejos.
Se debe propiciar que el usuario reflexione sobre lo que aprendió, que piense con detenimiento para poner a prueba el nivel de conocimiento que adquirió con el curso.
Esto también vale para las instrucciones, que no deben ser ambiguas ni generar dudas, deben ser claras y concisas.
3. Indicar el objetivo de la evaluación
Es importante indicar el objetivo de la evaluación y todos los detalles de funcionalidad y logística que puedan ser útiles para el usuario.
¿La evaluación se tomará en cuenta para obtener un certificado? ¿Cuál es el mínimo requerido? ¿Hay que resolverla en un tiempo determinado?
4. No abusar de las evaluaciones
Plantear diversas evaluaciones a lo largo del curso puede ser una gran herramienta, siempre que sean planeadas cuidadosamente. No obstante, no deben incluirse en forma arbitraria ni solamente por considerar que “ya pasó mucho tiempo entre evaluación y evaluación”. El exceso de evaluaciones distrae y desmotiva.
5. Analizar qué tipo de evaluación es más conveniente
Los adultos aprendemos mejor cuando las estrategias se basan en la resolución de problemas, lo cual permite conectar lo nuevo con experiencias previas, así como aplicar lo aprendido.
Estas características se deben tomar en cuenta en la elaboración de los reactivos y al elegir el tipo de evaluación. Por lo general es preferible y más efectivo usar casos, ejemplos o situaciones cercanas al usuario. Al utilizar preguntas de opción múltiple, es importante plantear los reactivos de modo que sea posible descubrir e incluso crear conocimiento.
6. Ofrecer retroalimentación
Finalmente, no basta con asignar una calificación al usuario: si le ofrecemos retroalimentación seguimos fomentando el aprendizaje a través de los reforzamientos. Es necesario explicar por qué una respuesta no es correcta. Pero si la respuesta es correcta, se puede reforzar con más información o argumentando por qué es correcta.
Además, los resultados en una evaluación también son una retroalimentación para ti. ¿Se resolvieron las necesidades que se debían resolver? ¿Fue suficiente con este curso o hay que complementarlo? ¿Qué se puede mejorar para futuras ocasiones?
Por todo lo anterior, las evaluaciones son una gran herramienta tanto para alumnos como para capacitadores.
(Con información de Ilse Díaz.)
Una respuesta