¿Te has topado con textos de un curso e-learning en los que algo no está del todo bien? A veces sería mejor otra tipografía. En otras ocasiones es el contraste, el espaciado. Pero a veces es algo más…
La mayor parte del tiempo nos preocupamos por la legibilidad. Hay otro elemento a considerar: la lecturabilidad.
Lee este artículo para saber más.
Tabla de contenido
La importancia del texto
Actualmente en el e-learning que desarrollamos, el texto lleva la carga principal en la transmisión de contenido. Ocurre así porque, aunque produzcamos un curso basado totalmente en audio, se requiere un guion escrito para obtener resultados profesionales.
Es cierto que ya existen más opciones, como los videos o simuladores, pero el lenguaje escrito sigue siendo una de las vías primarias (y de las más económicas en tiempo y recursos) para transmitir información y conocimiento.
También es cierto que existen nuevas formas de leer, sea en monitores de computadora, en pantallas responsivas de diferentes tamaños, en dispositivos de tinta electrónica, etcétera.
Por eso es pertinente hablar de dos características que se requieren en un texto para que transmita información en forma óptima.
¿Es lo mismo legibilidad que lecturabilidad?
Primero unas precisiones sobre la legibilidad. En términos amplios, ésta se refiere a los aspectos gráficos y mecánicos que hacen más o menos complicada la lectura de un texto, como la tipografía (peso, color, variantes, etc.), la distribución del texto, entre otras características.
Sin tratar de leer el texto, con solo fijarte en la estructura en que se presenta, ¿cuál parece ser más legible?
Es posible que reconozcas la estructura del texto A. En México nos quejamos de los libros de la colección Sepan cuántos de Porrúa. Aunque todos los hemos usado siendo estudiantes y son de gran ayuda, esos textos en doble columna, con letra de ocho puntos e interlineado nulo tienen algo que ver con nuestra miopía, pocas ganas de leer o ambas cosas.
Por su parte, el texto B está organizado con fines específicos: destacar la información más relevante, mostrar los términos más importantes, así como separar unidades de información.
Además tiene más “aire”, que es el espacio blanco. Ese espacio impide que el contenido se vea encimado o como un bloque.
Ahora hablemos de la lecturabilidad. Este término se utiliza para hablar sobre las características que hacen que un texto sea comprensible, claro. En pocas palabras, que sea exitoso, tanto para quien lo genera con la intención de transmitir ideas como para quien lo lee con la intención de obtener información o aprender algo.
Ese segundo aspecto es el que
Hay múltiples autores que han analizado la lecturabilidad desde distintos puntos de vista. Entre otros, estos elementos se han considerado para determinar el grado de lecturabilidad que tiene un texto, son:
- La facilidad con que se puede leer un textos gracias al estilo de escritura (George Klare).
- La facilidad con que se pueden leer palabras y oraciones, es decir, el grado de simpleza o claridad (Gretchen Hargis).
- Lo atractivo y comprensible que resulta un material para cierta clase de lectores (Harry McLaughlin).
Edgar Dale y Jeanne Chall ofrecen una definición muy completa:
Es la suma total (incluyendo todas las interacciones) de todos aquellos elementos en un material impreso, que afectan el éxito que tiene con él un grupo de lectores. El éxito es la extensión con la que dichos lectores lo comprenden, lo leen con una velocidad óptima y lo encuentran interesante.
Citado en William H. DuBay, The Principles of Readability, Impact Information, 2004.
En el caso de la lecturabilidad se consideran la comprensión del texto y su claridad, pero también es importante tomar en cuenta el público al que está dirigido para que el ejercicio completo de la lectura sea exitoso.
“El bebé duerme solo”
Lee los dos primeros párrafos de este texto real, obtenido de un libro publicado:
Este texto fue escrito por un pediatra. Es un libro dirigido al público en general, en específico a futuras madres y futuros padres.
¿Cómo te fue? En mi experiencia, después de leerlo quedé con la sensación de que se presentan ideas simples, pero la manera en que están expresadas no es clara (fallas de estilo, claridad, comprensión).
Se salta de una idea a otra sin cerrarlas del todo. No es posible leerlo con una gran velocidad, porque a menudo es preciso releer. Para mí, al menos, no fue una lectura exitosa.
Por si fuera poco, el título es equívoco. No refleja lo que se describirá enseguida. Yo diría que este texto tiene un bajo nivel de lecturabilidad.
Existe un tema adicional que va más allá del texto por sí mismo. Quien lo escribe es un experto en el tema, no obstante, no es un experto para la redacción de textos.
Debate sobre la edición de contenidos
¿Qué se puede hacer para lograr una mayor lecturabilidad?
Una revisión ortográfica no bastaría. Las necesidades de corrección irían más allá del estilo. Si me enfrenara a un texto así y quisiera presentarlo en un curso de e-learning, propondría un replanteamiento del contenido.
Sería necesario replantearlo, organizar las ideas. Yo lo plantearía de este modo:
No obstante, ¿cuáles son los límites de la edición de textos?
Planteado de otro modo, ¿cómo se puede determinar que un texto en su forma original es apto para su presentación en un curso de capacitación? Esto es relevante sobre todo cuando en la instrucción no participan guías ni tutores.
Más de una vez hemos escuchado “el texto se queda así, solo requiere revisión de ortografía”. Pero hay materiales que en verdad requieren un trabajo más profundo. ¿Cuáles son las atribuciones que puede tomarse una persona que realiza diseño instruccional o edición de textos para hacer de este un contenido más exitoso?
En este caso, entra en el debate la idea misma de las tareas de quien hace una edición de textos, dado que las tareas de legibilidad están más relacionadas con el diseño gráfico o editorial.
En pobas palabras, para asegurar la lecturabilidad hay que ir más allá de la revisión ortográfica, la corrección de estilo o la revisión técnica, ya que se involucran tareas adicionales, como la revisión de coherencia y estructura lógica, abstracción, parafraseo, entre otras.
¿Qué retos de este tipo has enfrentado en tus tareas de diseño instruccional o revisión editorial?