Con veinte años de existencia y varias versiones operativas, Moodle es actualmente la plataforma de LMS más popular y utilizada por millones de personas de todo el mundo, quienes también trabajan para incorporar mejoras tanto en recursos como en medidas de seguridad para quienes la utilizan.
Sin embargo, a pesar de esto, y de que se utiliza cada vez más en escuelas y universidades, muchos docentes siguen viendo a Moodle como un mero banco de recursos, utilizándolo solo para subir archivos PDF o diseñar unas pocas actividades que implican la carga de un trabajo escrito, la participación en un foro o la resolución de un examen, sin que llegue a haber una integración orgánica entre el trabajo en el aula presencial y el curso de Moodle.
Tabla de contenido
¿Por qué todavía se ve a Moodle como un banco de recursos?
Los motivos por los cuales aun hay docentes que no integran los recursos de Moodle con el trabajo en el aula presencial son muchos y pueden variar según el caso y las circunstancias; sin embargo, los más frecuentes suelen ser la falta de una formación pedagógica que incluya el uso de recursos en línea, la falta de acceso a una conexión estable por razones materiales (con lo cual la interacción con la plataforma se reduce a lo mínimo indispensable) o incluso un prejuicio contra las nuevas tecnologías, más común en docentes con mucha trayectoria que se niegan a actualizarse.
Sean cuales sean las causas, el resultado es invariablemente el mismo: una experiencia pedagógica desalentadora, que desaprovecha el arsenal de recursos con que cuenta Moodle, y que incluso puede llevar a que los propios estudiantes consideren a la plataforma como un simple banco de recursos sin más utilidad o interés.
¿Qué se puede hacer para revertirlo?
Lo primero y más fácil es explicar y divulgar las ventajas que ofrece Moodle tanto para cursos en línea como de modalidad presencial, y que lejos de ser un mero banco de recursos, puede funcionar como un complemento de lo que se ve y se produce en el aula. En su versión más reciente, Moodle cuenta con un amplio abanico de recursos que permite cargar contenidos de diferentes tipos, desde archivos PDF, pasando por videos en línea o archivos de audio, hasta crear actividades interactivas a partir de escenarios ramificados utilizando videos sobre los cuales se pueden incluir preguntas en determinados momentos. Incentivar a docentes que no estén al tanto de estos recursos, a conocerlos y aprender a usarlos, es un avance necesario y fundamental.
Otra posibilidad es alentar a los docentes a capacitarse por cuenta propia, tomando cursos de uso de Moodle que les permitan conocer y manejar más recursos de la plataforma. Si bien una de las críticas que suele hacérsele a Moodle es precisamente que tiene demasiadas herramientas y eso lo vuelve difícil de entender, no es necesario conocer todas para administrar un curso de manera dinámica y fluida, aprovechando todo el potencial de la plataforma.
Conclusión
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