
Hemos visto un poco sobre los orígenes y postulados del constructivismo, y su influencia en la pedagogia actual. Ahora es momento de profundizar un poco más: ¿qué aplicaciones tiene el constructivismo en el e-learning? Sigue leyendo para conocer la respuesta.
¿Constructivismo o conductismo?
En principio, podríamos pensar que el e-learning toma mucho del constructivismo: la idea de poner al usuario como centro del proceso de aprendizaje y que tome un rol más activo, que elija los contenidos que quiere estudiar, que no se lo vea como un recipiente vacío en el cual verter los conocimientos sino que se valoren sus habilidades previas y se busque articular los nuevos saberes con ellas, etc. Sin embargo, ¿esto es realmente así?
Si vemos un poco más atentamente, nos daremos cuenta de que muchas de las mecánicas utilizadas en e-learning siguen una orientación más conductista que constructivista. El conductismo es una corriente de la psicología que se enfoca en modificar una conducta sin interesarse por las motivaciones; en otras palabras, es un enfoque mucho más cercano a la pedagogía tradicional, en la cual se le exige al estudiante que repita una serie de contenidos, sin ninguna elaboración crítica de los mismos.
En el e-learning, esto se trasluce especialmente en mecánicas guiadas o del tipo PBL cuando se utiliza la gamificación: “dale clic a este botón”, “arrastra el elemento hasta el lugar que creas correcto”, “felicidades, has obtenido una insignia”. Como ya comentamos ampliamente en otros artículos, estas mecánicas terminan volviéndose repetitivas y hacen que el usuario pierda el interés en el curso al poco tiempo.
¿Realmente es posible aplicar el constructivismo en cursos en línea?
Puede que te estés preguntando qué alternativas hay si las actividades “guiadas” y los sistemas de puntos e insignias son poco eficientes desde una perspectiva constructivista, pero en realidad existen muchas otras formas de diseñar actividades o evaluaciones que no pasen por un formato “guiado”.
Ten en cuenta que por su formato, el e-learning se presta mucho mejor a un aprendizaje constructivista que la educación presencial en un aula, ya que el estudiante cuenta con un medio de información que le permite hacer sus propias búsquedas e investigaciones, así como constatar sus resultados con otros compañeros y con el docente, todo lo cual encaja en la concepción constructivista en la que el estudiante crea su propio aprendizaje y toma un rol mucho más activo en el proceso.
Si no sabes por dónde empezar o cómo abordar estas actividades, aquí tienes una lista de tips que pueden ayudarte a tener algunas ideas:
Construcción de mapas conceptuales o esquemas

Los mapas conceptuales u organizaores gráficos ayudan a organizar la información, al mismo tiempo que permiten que el estudiante sistematice y ordene lo aprendido de una forma que pueda ser presentado y explicado ante terceros.
Aprendizaje colaborativo

La socialización es un elemento crucial en el constructivismo, y es importante fomentar la comunicación entre los participantes a fin de afianzar los conocimientos, contrastando los diferentes puntos de vista con los de sus compañeros.
Esto puede lograrse a través de actividades o canales de comunicación como chats, foros, correo electrónico o algún otro por el estilo, en los que los participantes pueden no solo intercambiar puntos de vista, sino también resolver dudas de otros, plantear las propias o realizar actividades de forma grupal.
Aula invertida o flipped classroom

Una modalidad de enseñanza que ya abordamos en otro artículo, y que consiste en utilizar el tiempo en el aula para resolver dudas o practicar los contenidos, mientras que el estudio teórico se deja para el hogar. Aunque cuenta con algunas limitaciones al aplicarse a una modalidad 100 %, este recurso pone en primer plano la centralidad del estudiante como centro del proceso de aprendizaje.
Uso de simulaciones

Los simuladores son un recurso muy utilizado en cursos en línea y sobre todo en capacitaciones, ya que permiten al usuario enfrentarse directamente a una situación práctica para la cual se lo está capacitando. Si bien existen diferentes tipos de simulación, y varían según el grado de sofisticación tecnológica, a modo general podemos dividirlos en dos categorías: las primeras son aquellas que recrean una situación hipotética (por ejemplo, un accidente industrial o un derrumbe en una mina).
Desde el constructivismo, estas simulaciones solo son útiles si introducen algún concepto o teoría que luego debe ser elaborado y explicado por los estudiantes. Las segundas son aquellas que involucran una participación de parte del usuario para resolver un problema o seguir un protocolo ante una determinada situación.
Si bien pudiera parecer que estas últimas están más cercanas a una concepción más conductista, también pueden pensarse como un forma de estimular el pensamiento crítico de los usuarios, al presentarles un problema o una serie de problemas que deben resolver con los recursos que tengan disponibles en la simulación.
En definitiva, como siempre decimos, depende del diseño instruccional y del coordinador a cargo qué tanto hincapié se haga en estrategias constructivistas para el procesos de aprendizaje.
Conclusión
Esperamos que esta información te haya sido útil. Si quieres recibir más contenido y mantenerte al tanto de las últimas tendencias y novedades sobre nuestros cursos o e-learning, síguennos en nuestras redes sociales y en nuestro blog, donde podrás encontrar muchos más artículos como este.