Los modelos pedagógicos actuales se alejan cada vez más de la concepción tradicional. Frente a los modelos que ponen al docente en el centro del proceso de aprendizaje y le asignan al estudiante un lugar pasivo y secundario, de mero receptor de los saberes que deben ser asimilados sin cuestionamientos ni elaboraciones críticas, las corrientes más actuales pregonan modelos más flexibles, centrados en el estudiante y donde sus intereses, habilidades y saberes previos tienen un rol fundamental.
Entre ellos se encuentra el modelo de aprendizaje significativo. ¿Pero en qué consiste exactamente? Sigue leyendo para conocer más acerca de él.
¿Qué es aprendizaje significativo?
El aprendizaje significativo es un modelo creado por David Ausubel (1918–2008), un psicólogo y pedagogo estadounidense influenciado por las ideas de Jean Piaget, fundador del constructivismo, corriente con la cual suele asociarse a Ausubel.
Su teoría postula que el estudiante ya posee conocimientos previos, y que el aprendizaje consiste en “adaptar” los conocimientos nuevos y los previos para acoplarlos.
El aprendizaje significativo se produce cuando el nuevo contenido se “conecta” con los contenidos que ya trae el estudiante, lo que estimula su interés y su motivación para aprender.
A pesar de su influencia, Ausubel difería de algunos puntos de Piaget, ya que este sostiene que solo puede entenderse lo que se descubre, mientras que Ausubel sostiene que lo que se recibe también puede entenderse, es decir, como Vygotsky, el otro teórico fundador del constructivismo, toma en cuenta la importancia de la interacción social en el proceso de aprendizaje.
La idea del aprendizaje significativo es que el estudiante no adquiera conocimientos a través de la mera repetición y que después olvida porque no le sirven, sino que adquiera saberes que le resultan útiles, valiosos e importantes para su desarrollo personal.
¿Qué ventajas ofrece el aprendizaje significativo?
El aprendizaje significativo tiene varias ventajas respecto a modelos pedagógicos más tradicionales:
- Estimula la motivación, haciendo que el aprendizaje sea más dinámico.
- Permite una relación más orgánica entre los saberes.
- Acaba con la visión “arbitraria” de los contenidos, al mostrar comprender las causas y funcionamiento de los procesos, en lugar de solo repetir mecánicamente.
- Permite mejorar la relación entre docente y estudiante (o entre coordinador y participante), al ya no ocupar el primero el rol de “portador del saber”.
- Es un aprendizaje más “personalizado”, ya que el estudiante elige qué temas le interesan más acorde a sus intereses y habilidades.
- Propicia una participación más activa de los estudiantes en las clases.
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