La neurociencia
Es un conjunto de disciplinas científicas que estudian cómo funcionan el cerebro y el sistema nervioso en su totalidad, en cuanto a su funcionamiento, desarrollo, procesos químicos, estructura y afecciones.
En el cerebro hay por lo menos 86 mil millones de células (corregimos este dato porque antes se hablaba de cien mil millones, pero las investigaciones recientes han mostrado datos distintos). En esta infografía se destacan algunos elementos básicos para entender la estructura del cerebro.
Los especialistas en este campo están interesado en conocer cómo es que dichas células nos permiten realizar actividades como la lectura y el aprendizaje, entre muchas otras.
Las investigaciones en neurociencia buscan explicar cómo se modifican ciertos químicos en el cerebro y qué relación guardan estos cambios con las neuronas para producir una conducta, desde la rama de la neuroquímica.
Asimismo, la neurociencia estudia cómo el ambiente modifica dichas relaciones. Como podrás notarlo, la neurociencia tiene un campo de estudio vasto. Hoy nos ocuparemos de la neurociencia del aprendizaje, que entre muchas cosas se encarga de investigar cómo aprendemos a aprender.
La neurociencia del aprendizaje
Gracias a las investigaciones en esta área, hoy sabemos que para que una persona pueda aprender, es preciso generar un ambiente que estimule —de preferencia— diferentes regiones del cerebro. Hay que recordar, en todo momento, que el aprendizaje exige que cambiemos.
El cerebro humano tiene redes de asociaciones que nos permiten generar nuevos aprendizajes. Sabemos que aprender afecta al cerebro de dos formas: modifica conexiones ya existentes o crea nuevas. Un ejemplo de la segunda forma de aprender es cuando estamos trabajando con información que no es familiar a nuestro contexto y aprendizajes previos. Por lo general en estas situaciones nos tomará más tiempo y esfuerzo lograr adquirir el nuevo conocimiento. Entre más redes de asociaciones tengamos a las que este nuevo conocimiento pueda engancharse, será mucho más fácil y rápido aprenderlo. Este proceso se conoce como plasticidad neuronal.
¿Cómo optimizar el aprendizaje?
Entonces, hablar de aprendizaje es hablar de cambio, tanto en un nivel conductual como biológico. Cuando aprendemos algo, la estructura de nuestro cerebro cambia. Sin este cambio no seríamos capaces de recordar lo que sea que hayamos aprendido. Entender esto nos permite generar recursos educativos más eficaces.
Establecer relaciones con conocimientos previos
Incrementar la motivación y reducir el estrés
El proceso de enseñanza-aprendizaje es más eficiente cuando el educando se siente motivado, ya que la motivación impacta en la neurobiología del cerebro, específicamente en la memoria y atención. Por otra parte, el estrés afecta negativamente el proceso, impidiendo que la información se registre, sea procesada y asociada, por lo que es recomendable crear un ambiente sereno para ambas partes (educando y educador).
Permitir control sobre el aprendizaje
Una de las formas más eficientes de hacer llegar nuevos conocimientos a una persona, es dándole el mayor control posible sobre su aprendizaje. De este modo, podrá darle su propio significado a lo aprendido e involucrará un mayor número de redes de asociaciones.
Propiciar la socialización
Es importante recordar también que somos seres sociales, y por ende, nuestro cerebro también lo es. En la medida de lo posible debemos integrar el componente social al proceso de enseñanza-aprendizaje; hay que alentar a los educandos a compartir sus conocimientos o entablar discusiones sobre esos mismos temas. Crear un ambiente que genere emociones positivas es igual de importante que el componente social, pues esto también influye en el aprendizaje.
Reflexionar sobre nuestros procesos cognitivos (metacognición)
Otra forma de potenciar el aprendizaje es la metacognición, es decir, reflexionar y pensar sobre el proceso cognitivo propio. Al ser más conscientes sobre las estrategias que usamos para estudiar o adquirir nuevas habilidades y conocimientos, y dado que dichas estrategias afectan nuestro proceso de conocimiento, la metacognición no sólo facilita el aprendizaje de forma inmediata durante una capacitación, sino que la calidad del aprendizaje informal que se lleva a cabo en el día a día, fuera de la capacitación, será mejor y más relevante.
Considerar la importancia del sueño para el aprendizaje
Hay un aspecto más que pocas veces es tomado en cuenta: el sueño. El cerebro opera en dos modalidades, cuando estamos despiertos y cuando estamos dormidos. Cuando estamos despiertos absorbe información a través de todos los sentidos, y cuando dormimos se procesa toda la información recibida durante el día. Gracias a décadas de investigación, hoy sabemos que el sueño (de calidad y de forma regular) es una parte esencial del aprendizaje. Sin éste no podríamos crear las conexiones que nos permiten aprender. Al mismo tiempo, nos prepara para poder aprender más y mejor al día siguiente, creando insights (resoluciones).
Por todo lo dicho, es muy importante dar tiempo a la personas entre cada sesión; el aprendizaje será mucho más efectivo si se divide de forma que permita al menos un ciclo de sueño. Puede parecer que esto hará del proceso de capacitación más largo y tedioso; sin embargo, a largo plazo tiene mejores resultados, pues lo aprendido perdura en la mente (siempre y cuando se siga practicando).
¡Toma en cuenta todos estos datos la próxima vez que elabores un curso o impartas una capacitación!
Estaremos presentando más información sobre este tema en publicaciones nuevas. Si tienes alguna sugerencia o petición, solo escríbela en los comentarios.