Tomamos decisiones todo el tiempo, desde la ropa que nos pondremos hasta lo que vamos a comer o cómo desplazarnos, si vamos a utilizar el transporte público o nuestro auto.
Ahora bien, la toma de decisiones también tiene un rol activo en nuestros procesos de aprendizaje, no solo en cuanto a los contenidos (¿qué queremos aprender?) o a la forma de encararlos (¿vamos a estudiar de esta manera o de esta otra? ¿vamos a dedicarle muchas horas a la semana o solo unas pocas?), sino también en la forma de presentar y enseñarlos; en otras palabras, la toma de decisiones también tiene una dimensión didáctica.
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Tabla de contenido
¿Qué es un árbol de decisiones?
Un árbol de decisiones es un diagrama de flujo utilizado como esquema organizativo para tomar decisiones y evaluar diferentes escenarios en función de una serie de elecciones y sus posibles consecuencias.
Si bien se utiliza en ámbitos como la programación o la organización empresarial, también se utiliza como técnica pedagógica.
Una de las aplicaciones más frecuentes y reconocibles de esta técnica es en los videojuegos, donde dependiendo de las interacciones, acciones y reacciones del personaje que controlas varían el desarrollo y el final del juego.
Otro uso muy reconocible es en simuladores, donde el usuario debe escoger una respuesta entre varias opciones para lograr un resultado satisfactorio; de lo contrario, puede terminar en un escenario donde no consigue lo que quiere.
¿Qué ventajas ofrece?
Como recurso pedagógico, los árboles de decisiones ofrecen varias ventajas:
- Permiten visualizar rápidamente el problema, ya que muestran todos los posibles escenarios derivados de los supuestos que se consideran.
- Permiten evaluar soluciones de manera más efectiva, al permitir ver todos los pros y los contras del problema y así instrumentar la solución más adecuada.
- Ahorra tiempo y dinero, ya que es fácil de hacer y de comprender, por lo que no se requiere de una capacitación especial.
¿Cómo puedo implementarlo?
Para crear un árbol de decisiones puedes ya sea armar uno por tu cuenta o buscar una plantilla por internet. Sea cual sea el caso, puede que estas recomendaciones te sean útiles al momento de hacerlo:
- Parte de una idea inicial: lo primero que debes hacer es plantear el problema o escenario de partida sobre el cual quieres trabajar. Para volver al ejemplo de los simuladores que mencionábamos antes, supongamos que quieres implementar un simulador de operador de caja de supermercado enfocado en el trato con los clientes.
- Ramifica los escenarios posibles: una vez que tienes la idea inicial, imagina todos los posibles escenarios que pueden desprenderse de esa situación, o por lo menos, los principales o más importantes. Siguiendo con el ejemplo anterior, pueden plantearse diferentes escenarios: ¿el cliente será amable o agresivo? ¿puede reclamar por algún producto o no? ¿qué sucede si respondes de una manera inadecuada ante una petición o pregunta del cliente?
- Abarca los posibles desenlaces: ya que tengas todos los escenarios importantes (buenos o malos) que te interesa abarcar, intenta evaluar todos los posibles desenlaces: ¿el cliente se retira satisfecho o enfadado? ¿logras solucionar su problema o no? ¿hay cabida a una solución intermedia que pueda resultar satisfactoria solo a medias?
Recuerda que las posibilidades son virtualmente infinitas, y variarán de acuerdo a los escenarios que te interese incorporar, ya sean positivos o negativos.
